Nos fuimos a la Coworking Spain Conference.
Este 2023 fue nuestro primer año en la Coworking Spain Conference.
Se celebraba en Valencia y allí que nos fuimos con toda la ilusión del mundo a conocer a la gente que trabaja en nuestro sector y a poner a Fento en el mapa de los coworkings en España.
Si te digo la verdad, si hace tres años nos dicen que íbamos a estar en un evento de este tipo me hubiese salido una risita nerviosa de esa de «nosotros no estamos a la altura» pero, mira tú por donde, allí estábamos este año surcando una ola que no vimos venir.
Tener la oportunidad de conocer a tanta gente interesante, hacer nuevos amigos y ponernos en contacto con personas que están llevando a cabo proyectos que son una pasada y que nos inspiran, ha sido la leche.
Yo siempre digo que Fento es un indie rock and roll en el mundo de los coworkings porque somos raros de cojones y ver que nuestro proyecto también puede ir con la cabeza bien alta entre gigantes, hizo que sintiese mucha satisfacción por el trabajo que llevamos haciendo estos años porque a veces, vamos tanto a piñón fijo y dándolo todo, que no coges la perspectiva suficiente para ver si esto que hacemos es una locura, una mierda pinchada en un palo o una genialidad.
Haces, creas, pruebas, piensas, escuchas y vuelves a hacer, pero la mayor parte de las veces sin saber con certeza si vas por el camino acertado porque todo requiere tiempo y constancia, y en un mundo que parece que sólo admite el «ya» y los resultados rápidos, se hace difícil mantener el zen.
Durante la conferencia pudimos ver cómo va el sector, y la verdad es que las inversiones que están haciendo los grandullones son una puta locura. Es interesante poder escuchar y observar cómo trabajan y, aunque no sea ni de lejos lo que nosotros hacemos, siempre sacas cosas. Como que si hiciésemos caso de lo que nos contaban y de cómo hay que «hacer las cosas» está claro que a Fento no lo encontrarías ni en el google maps.
Los coworkings ahora mismo surgen como setas en el monte y parece que todo vale. Cuantos más mesas de trabajo consigas colocar, más rentabilidad le saco al espacio. Puestos mirando a la pared ¡guay! Cuevas con luces matadoras sin una ventana donde entre luz natural pero ¡oye! que yo quiero que se llene y ya.
En definitiva, coworkings más deprimentes que algunas salas de espera de un hospital.
Un dato curioso, no hubo ni un momento donde no me preguntaran cuántos metros cuadrados tenía Fento…
Rentabilidad, rentabilidad, rentabilidad,… Ok, tiene que ser rentable, lo pillo. No creo que nadie abra un negocio para no ser rentable. Bueno, vamos a matizarlo, porque algunos de los grandes no son rentables pero te dicen que son la hostia y que se están comiendo el mundo y nadie rechista. Y esto me recuerda mucho a las charlas que venían a darnos a la universidad directivos de empresas para enseñarnos cómo se gestionaban las grandes empresas, y lo único que te decían era lo buenos que eran y la cantidad de pasta que movían para acabar contándote que cuando la pifiaban la solución era cargarse a una cuarta parte de la plantilla de operarios. Y encima había que aplaudirles.
¿Por qué nos gusta tanto poner siempre como ejemplo de negocio de éxito a las grandes corporaciones cuando no son ejemplo de sostenibilidad y sólo representan el 1% del tejido empresarial de este país? Ahí dejo la reflexión para el que quiera hacerla. Ojalá también la hiciesen en las universidades y escuelas de negocios.
Pero no voy a ponerme solamente en modo coworkingdrama porque hubo grandes momentos de inspiración.
Las charlas y las ponencias de experiencias de otros coworkings y colivings fueron muy interesantes. Me encantó escuchar a Martina de loft153. Nuestro coworkcafé nace de una idea que ella puso en marcha en su coworking y que nos pareció simplemente brillante.
Conocer a Susana de Origen Ibiza, a Mireia de Business Factory, a Arantxa de El Círculo Coworking y a Elena de Creatives Work en Londres fue fantástico.
Como también lo fue pasar unos días geniales con María Ceu Bastos de Nowhere Desk. María tiene un proyecto precioso de coliving que está poniendo en marcha en de Valdevez en Portugal y del que seguro que os seguiré contando muchas cosas porque no nos queremos perder nada. Compartimos muchos valores y aprendemos mucho de ella.
Poner cara a Jeannine de la European Coworking Assembly, Jose Antonio de GPT Eslovenia, Mauro Bellani, Alexandra, Misa, Claudius… a todo el equipo de Cobot, a Helga y el equipo de Ancards… Fue simplemente genial.
Y para poner la guinda, Coworking Spain nos dio la oportunidad de poder hablar sobre nuestra experiencia gestionando la noble tarea de resolver conflictos, acompañada del mejor grupo de mujeres que podía haberme encontrado.
Se sacaron temas y experiencias interesantes que sirvieron para que todos los que estaban allí aportaran y aprovechamos para hablar de situaciones que habíamos vivido como gestoras de coworking para sopesar si nuestra realidad seguía la tónica general o seguíamos teniendo que lidiar con cosas que sólo nos pasan a nosotras. Llegamos a la conclusión, como ya te imaginas, que queda tarea por hacer.
Fueron dos días intensos en los que se hablaron de muchas cosas pero hubo algo que eché en falta, y es que apenas se habló de construir comunidad dentro de un espacio de trabajo compartido. El alma del coworking.
Sin una comunidad conectada y viva, no tienes más que una oficina con sofás, frases motivadoras y, con suerte, una buena cafetera.
Un negocio aséptico e impersonal que al final no cubre la necesidad por la que decidiste salir de tu casa para irte a trabajar allí.
Pero esto, por lo que pude ver, está bastante demodé en nuestro país. Veo con cierta envidia como en otros países con mucho bagaje en el mundo del coworking siguen apostando por la esencia, enfocados en no perder de vista que lo que se crea dentro del espacio es la clave.
Lo que observo aquí es mucha oficina, mucha gente subiéndose al carro de este negocio porque tiene un local vacío y no sabe qué hacer con él y que nos llama para que «le pongamos al día» del negocio, que con una mano de pintura y unas mesas del Ikea ya lo tiene.
Pocos hablan de la importancia que tiene lo que allí se vive y lo mucho que tiene que ver con la rentabilidad. Las personas buscamos lugares donde sentirnos bien, conectados con los que habitan el espacio. Un lugar donde tus preocupaciones se reduzcan al trabajo porque el resto de necesidades las tienes cubiertas, donde estás jodidamente a gusto y sales más feliz de lo que entraste.
Veo poco de esto pero eso no quiere decir que no exista, porque habelas hailas y por lo que respecta a Fento: ahí seguiremos. Porque nosotros somos más de tirarse al río para nadar contracorriente y acabar sacando unas branquias que flipas. Y los sueños se cumplen.
Y no quiero alargarme más, solamente dar las gracias a Marc Navarro y al resto de la organización de Coworking Spain por darnos esta oportunidad y juntarnos con un grupo de personas que son un torrente de energía y buen rollo.
Volví cargada de ideas y buenas sensaciones que espero que me duren hasta el próximo año.
Y nosotros mientras tanto, a continuar my friend, sin prisa pero sin pausa.
Te queremos infinito.
Los de Fento
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